El canciller alemán, Olaf Scholz, visitó este lunes Ucrania, como parte de una ofensiva de la diplomacia occidental para evitar una temida invasión rusa que, según algunos, podría estar a solo unos días de distancia.
Scholz planea continuar hasta Moscú, donde intentará persuadir al presidente ruso, Vladimir Putin, para que retroceda.
Pese a que Moscú se niega tener planes en contra de Ucrania, ha concentrado más de 130.000 soldados cerca de esta nación, por lo que funcionarios estadounidenses han advertido que Rusia podría atacar esta semana.
Con la creciente preocupación de que la guerra podría ser inminente, algunas aerolíneas cancelaron vuelos a la capital ucraniana y las tropas descargaron nuevos cargamentos de armas de los miembros de la OTAN el domingo.
Estados Unidos, Gran Bretaña y otras naciones europeas han dicho a sus ciudadanos que abandonen el país y Washington también estaba retirando a la mayoría de su personal de la embajada en Kiev.
Por su parte la agencia de seguridad del tráfico aéreo de Ucrania, Ukraerorukh, emitió un comunicado declarando que el espacio aéreo sobre el Mar Negro es una “zona de peligro potencial” debido a los ejercicios navales rusos y recomendó que los aviones eviten volar sobre el mar del 14 al 19 de febrero.