La deuda del Gobierno Central cayó al 57,4% del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre de abril, según el Ministerio de Hacienda. Se trata del nivel más bajo en varios años y una señal positiva para la salud financiera del país. Pero más allá de los números, ¿qué significa esto para los ciudadanos?

Según el economista Malberth Cerdas, una menor deuda en proporción al tamaño de la economía representa menos presión sobre las finanzas públicas. Esto se traduce en un mayor margen para que el Estado pueda invertir en áreas como salud, educación, infraestructura o programas sociales, en lugar de destinar tantos recursos al pago de intereses.

De hecho, el país cerró abril con una deuda total de ₡29,56 billones (unos US$58.315 millones), con un crecimiento muy moderado del 0,7% en lo que va del año, muy por debajo del crecimiento estimado del PIB (4,8%). Esta desaceleración se debe, principalmente, a una reducción en la deuda externa y a un manejo más eficiente de la deuda interna, incluyendo canjes y beneficios del tipo de cambio.

Además, Hacienda destacó que se mantiene una reserva de liquidez suficiente para cubrir 60 días de gasto. Esto es importante porque permite al Gobierno enfrentar sus obligaciones sin necesidad de endeudarse de emergencia, lo que reduce riesgos financieros y da estabilidad al manejo de las finanzas públicas.

Entre enero y abril, el Estado destinó ₡809.366 millones al servicio de la deuda, lo que representa el 1,6% del PIB y un 32,7% del total presupuestado para el año. En términos simples: aunque se debe menos, aún se paga mucho por lo ya prestado.

El objetivo oficial es seguir reduciendo la deuda hasta alcanzar un 50% del PIB para 2035. Según el economista si esto se logra, el país tendrá más espacio fiscal, menos presiones tributarias y mayor capacidad de respuesta ante crisis, lo que se traduce en beneficios tangibles para la población.

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David Sancho

Soy una persona apasionada, sincera, me encanta ayudar a las personas y amo a Dios sobre todas las cosas.

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