La violencia entre estudiantes sigue siendo una de las principales preocupaciones dentro de los centros educativos del país. Según registros del MEP, los casos de violencia entre estudiantes crecieron de 208 en el 2019 a 587 en el 2023. Lo que encendió las alarmas entre padres, docentes y autoridades educativas.

La psicóloga Paola Salazar, explicó que el fenómeno responde a múltiples factores sociales, emocionales y que la solución no está en el castigo, sino en la educación emocional y la intervención temprana.

“La violencia entre estudiantes no surge de la nada. Muchos jóvenes están repitiendo patrones que viven en sus hogares o en sus comunidades. El problema no se resuelve aislando al agresor, sino entendiendo por qué actúa así y brindándole apoyo tanto a él como a la víctima”, señaló la especialista.

Según datos del MEP, los tipos de agresión más frecuentes en los centros educativos incluyen empujones, burlas sistemáticas, amenazas y, en algunos casos, uso de objetos para dañar a otros compañeros. Salazar enfatizó que es clave fomentar espacios seguros donde los estudiantes puedan expresarse sin miedo.

“Se debe trabajar con los docentes para que puedan detectar señales tempranas, con los padres para que colaboren en casa, y con los estudiantes para que aprendan a resolver conflictos sin violencia. Todo empieza con el diálogo”.

¿Qué pueden hacer los centros educativos? La experta brindó unos consejos
1. Intervención inmediata: Ante cualquier hecho de violencia, la actuación debe ser rápida, cuidando el bienestar físico y emocional de todos los involucrados.
2. Programas de convivencia: Espacios como “aulas de escucha”, círculos de diálogo y talleres socioemocionales ayudan a reducir tensiones.
3. Acompañamiento continuo: No basta con sancionar, se requiere seguimiento profesional.
4. Cultura de respeto: Promover valores como la empatía y la solidaridad desde la etapa preescolar.

Según la psicóloga, la violencia en las aulas no es un problema exclusivo de los estudiantes. Es un síntoma de una sociedad que necesita aprender a dialogar.

“Una escuela sin violencia es posible, pero se construye entre todos”, concluyó.

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David Sancho

Soy una persona apasionada, sincera, me encanta ayudar a las personas y amo a Dios sobre todas las cosas.

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