Trabajar en grande por cumplir sus sueños y llegar a ser una atleta procedente de unas olimpiadas era el plan perfecto que tenía para su vida Priscilla Torres.

Lo que por años anheló esta atleta costarricense se convirtió en la competencia más larga que tuvo que enfrentar. Pues la vida le puso como rival al cáncer.

“La vida quiso que yo fuera a una olimpiada; pero de una olimpiada a jugarme la vida a un hospital, después de un diagnóstico de cáncer”, expresó la atleta.

A través de un vídeo que hoy suma 1250 visualizaciones en YouTube y que se ha hecho viral en redes sociales, Priscilla decidió dar a conocer su testimonio con el fin de que las personas vean en ella el milagro que tiene la oración y el entregar la vida a Dios.  

“Me considero un paciente avanzado, un paciente que ha recibido muchos tratamientos, mucha quimioterapia, mucha radiación. Han hecho lo humanamente posible, soy trasplantada de médula para poder entrar a lo que se considera una remisión, que es un cuerpo sin enfermedad, pero no se ha logrado”, contó Torres.

“Le entregué mi vida a Dios y me entregué por completo porque ya mi cuerpo físicamente no tenía la capacidad de tolerar esos tipos de tratamientos”, agregó Priscilla.

Hace unos años atrás, Priscilla decidió rechazar el tratamiento porque su cuerpo no lo toleraba y reconoció que para tomar esa decisión hay que tener agallas y la valentía ante lo que se podía venir.

La fe, la esperanza y la confianza en Dios se convirtieron en Priscilla en el tratamiento que le permitió sobrellevar durante nueve años y un mes un cáncer linfático que le había arrebatado por mucho tiempo “todo lo que ustedes se puedan imaginar, los sueños las fantasías, muchas ilusiones”.  

El mejor regalo de navidad

En el mes de diciembre Priscilla tuvo que someterse a su última valoración médica, donde se le realizaron exámenes que le hicieron pasar tres días con molestias naturales por el procedimiento.

Una vez que pasó el proceso de valoración Priscilla debió esperar unos días para recibir los resultados. Mientras eso pasaba, la atleta costarricense sabía que tenía dos opciones: estar invadida por la enfermedad o haber recibido un milagro.

Después de recibir durante nueve años “malas noticias” relacionadas a su padecimiento Priscilla reconoció que ella no podía controlar lo que estaba pasando por lo que dejó todo en manos de Dios.

Su entrega, su amor propio, el vivir cada día como si fuera el último y su convicción en creer en lo que Dios estaba haciendo en ella fue el resultado al regalo inesperado, pero más importante que ha recibido en su vida.

“El día que me revisaron, lo que un día fue del tamaño de una naranja y tuve entre el corazón y los pulmones pasara a tener un tamaño milimétrico es simplemente lo mejor que he escuchado después de nueve años de lucha contra esa enfermedad”, dijo Torres.

Pese a no estar científicamente sana la joven está feliz y agradecida con Dios por sostenerla durante ese proceso arduo y lleno de dolor, asegurando creer en el poder de la oración.

Share.

Comments are closed.