Ángel, un ingeniero venezolano de 32 años, emigró de su país en 2016 por considerarlo “destruido”, con mucha delincuencia y largas filas en mercados y gasolineras para comprar productos básicos o llenar el tanque. Hace meses, decidió volver a trabajar y vivir en “una Venezuela que ya no es la misma que uno deja”.

El joven, que prefirió no dar su verdadero nombre por temor a represalias, admitió haberse sorprendido cuando se repatrió en agosto pasado, apenas días luego de violentas protestas de calle y tensiones políticas por las disputadas elecciones presidenciales.

“Todo antes estaba en crisis. Ahora los supermercados están abastecidos. Uno no lo cree. Siento que hay más calma aquí que en Santiago de Chile”, afirmó a la Voz de América, acotando que ahora vive “con una sensación de paz” que no hallaba en el extranjero.

Se estima que 7,8 millones de venezolanos han emigrado durante los gobiernos de Hugo Chávez (1999-2013) y Nicolás Maduro (2013-actualidad) esencialmente por razones políticas y económicas, de acuerdo con la plataforma de asistencia R4V.

Si bien no existen cifras precisas sobre cuántos de ellos han retornado, el gobierno de Nicolás Maduro afirmó a mediados de 2024 que al menos un millón de venezolanos han regresado definitivamente a su país a través de su plan “Vuelta a la patria”.

Hay venezolanos como Ángel que lo hacen por sus propios medios.

“Quería volver a estar cerca de mi familia”, dijo el natural de Maracaibo, en el occidente del país, quien se asentó en Caracas, donde ahora trabaja en una firma petrolera, para vivir cerca de sus padres. El joven regresó con su pareja, que conoció en Chile.

“Regresar a Venezuela es más difícil que la decisión de emigrar”, asegura la politóloga, profesora universitaria e investigadora sobre migración, María Alexandra Semprún.

“La gente migra por soñar con algo mejor que lo que tiene”, persiguiendo por “el sueño americano” en Estados Unidos o “la prosperidad chilena”, más cuando hay un deterioro en la calidad de vida y la presión social de familiares y amigos que ya han emigrado, apunta.

“Pero regresar implica muchas veces un reconocimiento ante ti mismo y ante los demás de que tus sueños no se cumplieron. Es una percepción de fracaso”, indicó a la Voz de América Semprún, quien también cuenta con estudios de antropología.

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David Sancho

Soy una persona apasionada, sincera, me encanta ayudar a las personas y amo a Dios sobre todas las cosas.

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